Madrid, 18 de marzo de 2022. – Nos encontramos en una situación de elevados precios de la energía, una situación que compromete, a los hogares y empresas que no hayan contratado a precios fijos. En el caso de la electricidad, el impacto de la subida de los precios viene provocada por el notable incremento del precio del gas, una situación que afecta a toda Europa y no solo a nuestro país.

Mientras que en 2021 el precio del gas se situó en valores unas cinco veces superior al de 2020, con valores diciembre en el entorno de los 90-100€/MWht, el inicio de la guerra en Ucrania ha situado el precio en todo el continente europeo por encima de los 100€/MWht (112,5 €/MWht para el próximo mes), llegando a valores en las últimas semanas de aproximadamente 200€/MWht.

La excesiva dependencia del gas procedente de Rusia en algunos países de Europa complica el escenario de precio para este 2022. De hecho, los precios actuales del gas reflejan la tensión existente en los mercados, aunque el suministro no está en peligro y se trabaja en planificar el del próximo invierno.

El impacto de los precios de la energía, negativo para la economía en su conjunto

La subida de los precios energéticos lastra la recuperación económica, situando a muchos hogares y empresas a una situación económica insostenible. En el caso de los precios del gas, numerosas industrias están valorando la paralización de la producción de su actividad, si no lo han hecho ya. En cuanto a la electricidad, existe en España una elevada exposición a los precios del mercado mayorista por parte de algunos colectivos, principalmente los consumidores domésticos del PVPC (en torno a 27 TWh/año) y los consumidores industriales que no han cerrado contratos a plazo (cerca de 30 TWh/año), algunos de los cuales también están parando. En total representan algo más del 20% la demanda final.

Soluciones ante la crisis de precios

En un reciente comunicado enviado el 8 de marzo, la Comisión Europea muestra su preocupación ante esta situación y concluye que la solución pasa por acelerar la descarbonización a través del despliegue masivo de renovables, lo que además conlleva una reducción de la dependencia de los combustibles fósiles.

El mercado eléctrico no está fallando, sino que refleja una situación excepcional en el mercado de gas. Tratar de cuestionar el diseño de mercado definido en Europa iría en contra de los objetivos de descarbonización, al ralentizar las inversiones en renovables y cuestionar la liberalización de los mercados.

Por eso, la mejor opción es seguir trabajando de forma alineada con el diseño de mercado europeo en vigor tanto en gas como en electricidad, evitando medidas de intervención y apostando por las medidas que incrementen la estabilidad de los mercados a largo plazo.

Una solución de carácter temporal en el ámbito europeo y financiada con fondos europeos

No obstante, parece oportuno que Europa trabaje con el objetivo de reducir el impacto de los precios del gas, evitando nuevos episodios de precios desorbitados e incluso adelantando medidas de reacción ante reducciones de las importaciones de gas. Para ello, es fundamental trabajar de forma coordinada en el ámbito europeo y con acciones excepcionales y limitadas en el tiempo, como ya ha expresado la Comisión Europea.

Por otra parte, cualquier intervención debe perseguir un beneficio para todos los consumidores (de gas y eléctricos), tanto industriales como hogares. Para ello, hay que buscar una propuesta de intervención que minimice los impactos en los mercados y que tenga los efectos más inmediatos posibles desde su aprobación y que beneficie a los consumidores en su conjunto. En este sentido, una intervención en el mercado eléctrico no soluciona los problemas de los consumidores de gas, es más compleja técnicamente y genera importantes distorsiones en los distintos mercados físicos y financieros en los que se opera.

Desde aelēc consideramos que, en el caso de que haya que adoptar medidas de limitación de los precios, sería conveniente centrar la intervención en el origen, que no es otro que el precio del gas, utilizar fondos europeos y evitar medidas que puedan afectar a la energía que ya haya sido adquirida por los consumidores.