5 pasos

a dar en el sector eléctrico para avanzar en la transición energética y contribuir a la recuperación económica

¿Cómo puede contribuir el sector eléctrico al proceso de recuperación del crecimiento económico y la creación de empleo de calidad, cumpliendo con los objetivos de la transición energética y sentando unas bases sólidas para lograr un futuro sostenible?

1. Descarbonización

 

Tanto las propuestas planteadas desde Europa, entre las que destacan el European Green Deal y el European Recovery Plan recientemente presentado, como los avances en el marco legal de nuestro país, con el paso al Congreso de los Diputados del proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética y la remisión a la Comisión Europea hace unos meses de la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), tienen como fondo una misma hoja de ruta común: la descarbonización de la sociedad, de acuerdo a lo firmado en el Acuerdo de París.

El compromiso del sector eléctrico de alcanzar la neutralidad en emisiones para 2050 es firme. Ahora más que nunca, es necesario acelerar el proceso de transición energética es necesario y avanzar en la transformación de la economía. La electrificación es la vía para lograrlo, fomentando los nuevos usos eléctricos y una generación eléctrica basada en energías renovables y con empleo de calidad.

2. Inversiones

 

Los planes de salida de esta crisis deben ser una oportunidad para mejorar nuestra calidad de vida y un motor para transformar nuestra economía, de forma que sea más competitiva y resiliente a los efectos adversos, como los provocados por esta crisis sanitaria. El Pacto Verde Europeo (European Green Deal) incide, en este sentido, en la importancia de acometer “inversiones verdes” como palancas del crecimiento europeo y garantía de su sostenibilidad.

El proceso de transición energética que debe realizar el sector eléctrico para asegurar la neutralidad climática en 2050 requiere de una serie de inversiones para fomentar el proceso de electrificación a través de la introducción masiva de energías renovables o la digitalización de la red eléctrica.

El incremento en la digitalización de infraestructuras de red y de generación, el soterramiento de las redes, la automatización de procesos, la monitorización de las redes, el aumento de las renovables, su hibridación o la repotenciación de las existentes son inversiones que pueden adelantarse para superar la crisis lo antes posible y mantenernos en la senda de la progresiva electrificación de la economía.

3. Electrificación

 

La electricidad debe convertirse en la fuente de energía principal dado que permite integrar de manera masiva la producción de energía renovable al mínimo coste para el ciudadano por la madurez de las principales tecnologías y la digitalización de las redes lo que supone avanzar hacia un modelo económico sostenible.

La transformación que requiere el sector eléctrico, comprometido ya a ser neutro en emisiones antes de 2050, debe realizarse también en el resto de los segmentos de la economía que consumen energía de manera intensa, es decir: el transporte, la industria y la edificación.

Transporte

El transporte es uno de los sectores claves en la descarbonización. Responsable de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, la electrificación de este sector será fundamental para lograr alcanzar los objetivos planteados y contribuir al crecimiento económico. En este sentido, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), presentado a Bruselas a finales del pasado mes de marzo, mantiene su apuesta firme por esta movilidad sostenible y el escenario de 5 millones de vehículos eléctricos en nuestro país para 2030.

En un escenario como el actual en el que la crisis puede poner en duda la consecución de estos objetivos de penetración de vehículos eléctricos en el parque automovilístico a 2030 como consecuencia de la pérdida de riqueza de las familias, se hacen necesarios nuevos instrumentos que refuercen esta apuesta tecnológica teniendo en cuenta la mejora constante en su competitividad, así como el resto de los factores que explican los motivos por los que se debe facilitar su rápido despliegue en los próximos años -como la mayor eficiencia energética y, por tanto, los menores costes de combustible, las menores emisiones de gases de efecto invernadero, los menores costes de mantenimiento o la mejora de la calidad el aire de las ciudades.

En este sentido, el despliegue de una red de infraestructura de puntos de recarga es fundamental.

Edificación

El sector de la edificación es otro de los sectores de gran consumo energético que precisa de una serie de medidas para lograr su descarbonización.

En este sector, una solución que proporciona calefacción, refrigeración y/o agua caliente sanitaria, como la bomba de calor, permite mejorar la calidad de vida de forma eficiente y sostenible, proporcionando confort y fiabilidad. La bomba de calor es una solución tecnológica fundamental para avanzar en la transición energética hacia la descarbonización de nuestra sociedad, por su contribución a la eficiencia energética y la utilización de fuentes renovables.

Industria

La descarbonización en el sector industrial debe desarrollarse a través de un modelo de negocio sostenible y a la vez competitivo. La electrificación de los procesos industriales permite su descarbonización efectiva y, con ello, su sostenibilidad a largo plazo.

Lo que implica el necesario apoyo para que la transformación de los procesos productivos sea factible, a través de la innovación y digitalización. Ayudar a transitar a estos sectores asegura una mejora competitiva continua gracias, entre otros aspectos que se añaden a los ya mencionados, a la eficiencia energética de la electricidad como vector de consumo energético.

4. Redes de distribución

 

El papel de las redes de distribución es clave en la transición energética: el cambio de paradigma del sector eléctrico, con la entrada masiva de renovables y los objetivos de los nuevos usos eléctricos en movilidad o edificios, convierten a las redes eléctricas y, en especial, las de baja tensión, en facilitadoras de este proceso.

Los distribuidores jugarán un rol principal durante esta transición en la que se enfrentarán a diversos retos tecnológicos ya que de su automatización y digitalización depende el desarrollo de los factores fundamentales para la descarbonización de la economía, como son el desarrollo de las energías renovables, la gestión eficiente del sistema, la generación distribuida o la mayor penetración del vehículo eléctrico, entre otras cuestiones.

Adaptar la red a estos nuevos retos supondrá tener que acometer notables inversiones para fomentar el proceso de electrificación a través de la introducción masiva de energías renovables o la digitalización de la red de distribución eléctrica.

5. Fiscalidad y sostenibilidad del sistema

 

La viabilidad del proceso de recuperación económica a partir de las inversiones necesarias para el proceso de transición energética exige mantener la sostenibilidad económico-financiera del sistema eléctrico y, a la vez, unas señales de precio eficientes que faciliten la progresiva electrificación de nuestra sociedad.

En este sentido, es necesario una reforma de la tarifa eléctrica a través de una fiscalidad que incorpore criterios medioambientales, para, precisamente, dar esas señales eficientes de precio. La electricidad es un vector básico en la política de descarbonización y, actualmente, soporta cargos e impuestos que la hacen menos competitiva. Esto, a su vez, redundará en una mejora de la competitividad de la industria electro-intensiva y favorecerá los nuevos usos eléctricos.