- Destacamos la necesidad de marcos regulatorios estables para impulsar la transformación energética
Madrid, 03 de julio de 2025 – Valoramos positivamente la propuesta presentada por la Comisión Europea para establecer un nuevo objetivo climático consistente en una reducción del 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2040, en línea con la meta de neutralidad climática fijada por la Unión Europea para 2050.
Queremos subrayar especialmente que Bruselas reconozca el papel clave de la electricidad en la transición energética, considerándola el vector más eficiente para avanzar en la descarbonización de la economía europea, tanto en los hogares como, muy especialmente, en la industria. De hecho, las tecnologías para la electrificación directa se describen como las mejores, más rentables y seguras para lograr la descarbonización.
En cuanto a las flexibilidades propuestas por la Comisión Europea para el cumplimiento del objetivo climático, consideramos que la ambición en la reducción de los gases de efectos invernadero debe lograrse principalmente a nivel doméstico, en los países que integran la UE, y a partir de la sustitución de los combustibles fósiles por energías renovables. De este modo, los proyectos de captura de CO2 y/o de reducción de emisiones en terceros países a costa de mermas en la ambición UE deben ser residuales.
Para alcanzar este objetivo, consideramos imprescindible acelerar y ampliar las inversiones en redes eléctricas. Estas infraestructuras resultan fundamentales para integrar un mayor volumen de energías renovables, atender el crecimiento de la demanda electrificada y garantizar una transición ordenada y competitiva.
Los objetivos publicados ayer por la Unión Europea establecen un ambicioso plan que exige duplicar el nivel actual de electrificación para 2030‑2035, con vistas a acelerar el paso hacia la neutralidad climática. Este reto requiere una expansión masiva y una modernización profunda de las redes eléctricas actuales. De hecho, se estima que será necesario incrementar sustancialmente las inversiones en infraestructuras de distribución, garantizando su digitalización, resiliencia y capacidad para integrar renovables y nueva demanda eléctrica
Nos gustaría señalar que dichas inversiones solo serán posibles si se establecen marcos regulatorios estables y predecibles, que incluyan una tasa de retribución adecuada a las condiciones actuales de los mercados financieros. En este sentido, subrayamos la necesidad de ofrecer señales claras que reconozcan el riesgo asumido por los operadores y la naturaleza intensiva en capital del sector eléctrico, con el objetivo de atraer la financiación necesaria para desplegar las infraestructuras del futuro.
En aelēc reiteramos nuestro compromiso con una transición energética que impulse la modernización industrial, fomente la innovación y genere empleo. En este sentido, las redes eléctricas deben ser reconocidas como infraestructuras estratégicas que habiliten nuevos usos, faciliten el desarrollo del almacenamiento y permitan la conexión eficiente de nuevos polos de consumo, como centros de datos o la producción de hidrógeno renovable.
En conclusión, la electrificación de la economía es, ante todo, una oportunidad para reforzar la competitividad europea y liderar con visión industrial la transición energética global.