La Unión Europea quiere convertirse en el primer continente climáticamente neutro en 2050. Para afrontar este reto, la Comisión Europea ha presentado el European Green Deal, que, en palabras de la Presidenta Úrsula von der Leyen, representa la nueva estrategia de crecimiento de la Unión para ayudarnos a reducir emisiones mientras creamos empleos. Todo ello va encaminado a garantizar la sostenibilidad económica y medioambiental, que se apoya en los siguientes 5 puntos:

  • Un reto tan ambicioso requiere cuantiosas inversiones y un marco favorable para que el sector privado participe en el esfuerzo

La UE ya ha comenzado a modernizar y transformar la economía para la neutralidad climática. Entre 1990 y 2018, Europa ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 23%, mientras que su economía ha crecido un 61%.

El European Green Deal supone incrementar la ambición de los objetivos de reducción de emisiones hasta un 50-55% en 2030 con respecto a 1990. Es decir, reducir en 10 años lo conseguido en los casi 30 años anteriores.

El European Green Deal puede ser la llave para un crecimiento sostenible, comprometido con el medio ambiente. La Comisión ha presentado un plan de financiación que aspira a movilizar un billón de euros durante la próxima década. El compromiso del sector privado con este esfuerzo inversor requiere situar las finanzas sostenibles en el centro del sistema financiero.

  • La transición energética necesaria para descarbonizar la economía requiere fomentar nuevos usos eléctricos basados en energías renovables

España participa en este esfuerzo. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima tiene como objetivo avanzar en la descarbonización, sentando las bases de la neutralidad climática de la economía y la sociedad en el horizonte 2050.

Las inversiones totales para lograr los objetivos del Plan alcanzan los 241.000 M€ entre 2021 y 2030: un 35% inversiones en ahorro y eficiencia, un 38% inversiones en nueva potencia renovables y un 24% en redes y electrificación de la economía.

Será necesario incrementar aún más la presencia de las fuentes renovables en la producción de energía y, simultáneamente, fomentar nuevos usos eléctricos para aprovechar todo el potencial de descarbonización de las energías renovables. Para ello, las redes de distribución eléctrica tienen que jugar un papel decisivo, dando entrada a toda la generación renovable y permitiendo al consumidor ser más activo en la gestión de su consumo eléctrico.

  • La producción a partir de energías renovables permite reducir nuestra dependencia energética externa, mejorando así nuestra balanza comercial y manteniendo el crecimiento

Los combustibles fósiles tienen una cuota del 73% en el consumo de energía final, mientras que menos del 40% de la producción eléctrica proviene de energías fósiles. Por lo tanto, intensificar la electrificación ayuda a reducir la dependencia externa y las emisiones: el ambicioso plan de entrada de renovables permitirá que más del 80% de la producción se genere libre de emisiones en 2030.

Además, el aprovechamiento creciente de las fuentes renovables permitirá crear oportunidades de empleo y desarrollo económico en los territorios más despoblados, garantizando actividad económica y futuro.

  • Las redes son el elemento clave, que conecta la producción renovable con los nuevos usos eléctricos, materializando el compromiso de los consumidores con la economía sostenible

La red es el aparato circulatorio del sistema eléctrico, que permite conectar recursos distribuidos de generación renovable, de almacenamiento energético o de demanda – como los vehículos eléctricos -, de modo que los agentes puedan comportarse eficientemente, tomando de la red la energía en los periodos de mayor oferta y vertiéndola o consumiéndola para cubrir sus necesidades en los periodos de mayor escasez.

Para facilitar la integración de los recursos distribuidos de generación renovable, de almacenamiento energético o de demanda, las redes deben aprovechar el potencial de las tecnologías digitales. Los operadores de la red de distribución deben actuar como gestores neutrales de una plataforma que permita el desarrollo de nuevos modelos de negocio y de mercados en los que se negocie la prestación de servicios de flexibilidad por parte de todos los agentes que tengan recursos disponibles para ello.

  • La transición también afecta al resto de los segmentos de la economía que consumen energía de manera intensa: el transporte, la industria y la edificación

Las nuevas alternativas que ofrece la electricidad a través de la movilidad sostenible, los procesos de frío y calor o la innovación en los procesos  industriales son las palancas para la transición hacia un crecimiento sostenible. Alcanzar cero emisiones pasa por convertir a la electricidad en el principal vector de consumo energético.

Sobre las acciones necesarias para esta transición, así como sobre los retos y oportunidades que presenta y sobre los riesgos de no actuar, tendremos ocasión de debatir en la segunda edición del Congreso de aelēc que se va a celebrar el próximo 28 de abril en Madrid bajo el lema “Electrificación: acciones necesarias para la transición energética”.

Publicado en: El Nuevo Lunes