La Cumbre del Clima 2021 (COP26), celebrada en Glasgow entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre, ha finalizado con el reconocimiento de la urgencia climática y la insuficiente acción climática por parte de los países. Según las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía, de acuerdo con los compromisos de descarbonización anunciados, estamos en la senda correcta para limitar el incremento de la temperatura global a 1,8ºC a 2050. A pesar de estos buenos datos, la falta de inmediatez de estos compromisos hace muy probable que se superen los 2,7ºC. En este sentido, la COP26 ha hecho hincapié en la necesidad de trabajar en unos objetivos más ambiciosos a lo largo del próximo año.
Por otro lado, la COP26 ha mostrado un fuerte compromiso global por reducir el carbón y acabar con los subsidios “ineficientes” a los combustibles fósiles, redacción que, si bien a muchos puede resultarles tibia, pues se cambió a última hora la referencia al cierre del carbón por “reducción”, supone un avance en un contexto global al ser la primera vez que se introduce una referencia de este estilo en la Decisión Marco de la COP. Asimismo, se han acordado progresos en materia del marco de transparencia y horizontes comunes para los planes de descarbonización de los países, dotando de credibilidad al proceso y permitiendo la confianza entre todas las partes.
Otro de los grandes logros de la COP26 ha sido el acuerdo general en materia de mecanismos de mercado y para las transferencias internacionales de reducción de emisiones (Artículo 6), aunque los aspectos técnicos para su implementación tendrán que seguir siendo discutidos en los próximos meses. Además, se ha acordado de forma definitiva el programa para la definición del objetivo global de adaptación, para la que se duplica la financiación de cara a 2025.
Resulta reseñable el acuerdo de 103 países para la reducción, en 2030, del 30% de las emisiones de metano antropogénico, es decir, el gas responsable en un 25% del calentamiento global. Aunque Rusia, India y China continúan estando entre los principales ausentes, esta última presentará un plan para su reducción.
Finalmente, es destacable que España anunció un aumento de un 50% en la financiación climática a 2025, hasta los 1.350 millones al año, así como el papel de la Vicepresidenta Ribera como facilitadora de las negociaciones políticas en materia del objetivo global de adaptación.